Y de golpe,reapareciste.Y me descolocaste el mundo,me dislocaste la cabeza,me dejaste nuevamente una ilusión en el corazón.En mi corazón.
domingo, 17 de octubre de 2010
lunes, 4 de octubre de 2010
Ella y El. Septima parte.
Acordaron juntarse en una plaza cercana, cerca de la rampita de los skaters. Ella llego temprano, y se sentó en un banquito a esperar que se haga la hora acordada para verse. Santino se hacia desear. Luz se entretuvo mirando las acrobacias de los skaters, y cada tanto se reía para sus adentros cuando uno de ellos se caía. Era un día despejado, sin nubes. Un día “ideal”. Finalmente, Santino llego 15 minutos retrasado. Ella lo recibió con una sonrisa. El acudió a su encuentro un poco ceñudo. Se sentaron a charlar sobre como habían transcurrido sus días luego de aquella noche que pasaron juntos. Santino prestaba atención a cada expresión del rostro de Luz. No podía dejar de mirarla. Y luz se daba cuenta de la llamativa atención que de pronto parecía estar prestándole Santino. Ella siguió contando su anécdota de la facultad hasta que Santino la interrumpió con un súbito beso en la boca. Luz sorprendida, y a la vez feliz, le siguió el beso, y cuando sus bocas se separaron intento preguntarle a el que era lo que le pasaba. Pero Santino hablo primero
- Me gustas mucho Luz- dijo el – Yo se que suena como una locura lo que te estoy diciendo, pero hace días que no te puedo sacar de mi cabeza, y llegue a la única conclusión posible. Me gustas, y mucho.
Luz se quedo estufecta. Simplemente no podía creer que por fin, la persona de la cual estuvo desde pequeña enamorada, se le estuviera declarando, en una forma tan loca y atropellada, la cual pensó que jamás ocurriría.
Transcurrieron unos minutos hasta que finalmente Luz reacciono.
- Disculpame, jamás pensé que me ibas a decir eso- dijo Luz todavía con su cara de sorpresa.
- No pasa nada, pero necesito que me digas algo. No aguanto más.
- Vos me gustas desde que estamos en cuarto grado Santino…
- Ah…no sabía eso yo…
Se hizo un silencio incomodo. Ninguno de los dos sabía que decirse, ni que hacer. Si miraron a los ojos en silencio. Todas las palabras que en sus mentes se iban formando, poco a poco se iban desvaneciendo. Les importaba poco y nada que la gente que se encontraba en la plaza los estuviera mirando, pues, parecía extraño que una pareja se estuvieran simplemente…mirando.
- ¿Sos feliz acá?- le pregunto el, rompiendo finalmente el silencio.
- Que pregunta rara. ¿Por que me preguntas eso?
- Por preguntarte algo. Nunca estuve en una situación así.
- Yo creo que tampoco. Siempre fuiste vos la persona que yo quería…Creo que simplemente tenemos que dejar que las cosas fluyan, ¿no te parece?
- Si…puede que tengas razón – respondió el con una sonrisa.
La tarde culmino con ellos dos riendo, jugando en la hierba, hablando sin parar. Cuando comenzó a oscurecer, el se ofreció a llevarla a su casa. Se despidieron con un tierno beso en los labios, seguido de esas miradas que solo se producen entre dos almas enamoradas.
Mi capacidad de redacción apesta cada vez mas.
- Me gustas mucho Luz- dijo el – Yo se que suena como una locura lo que te estoy diciendo, pero hace días que no te puedo sacar de mi cabeza, y llegue a la única conclusión posible. Me gustas, y mucho.
Luz se quedo estufecta. Simplemente no podía creer que por fin, la persona de la cual estuvo desde pequeña enamorada, se le estuviera declarando, en una forma tan loca y atropellada, la cual pensó que jamás ocurriría.
Transcurrieron unos minutos hasta que finalmente Luz reacciono.
- Disculpame, jamás pensé que me ibas a decir eso- dijo Luz todavía con su cara de sorpresa.
- No pasa nada, pero necesito que me digas algo. No aguanto más.
- Vos me gustas desde que estamos en cuarto grado Santino…
- Ah…no sabía eso yo…
Se hizo un silencio incomodo. Ninguno de los dos sabía que decirse, ni que hacer. Si miraron a los ojos en silencio. Todas las palabras que en sus mentes se iban formando, poco a poco se iban desvaneciendo. Les importaba poco y nada que la gente que se encontraba en la plaza los estuviera mirando, pues, parecía extraño que una pareja se estuvieran simplemente…mirando.
- ¿Sos feliz acá?- le pregunto el, rompiendo finalmente el silencio.
- Que pregunta rara. ¿Por que me preguntas eso?
- Por preguntarte algo. Nunca estuve en una situación así.
- Yo creo que tampoco. Siempre fuiste vos la persona que yo quería…Creo que simplemente tenemos que dejar que las cosas fluyan, ¿no te parece?
- Si…puede que tengas razón – respondió el con una sonrisa.
La tarde culmino con ellos dos riendo, jugando en la hierba, hablando sin parar. Cuando comenzó a oscurecer, el se ofreció a llevarla a su casa. Se despidieron con un tierno beso en los labios, seguido de esas miradas que solo se producen entre dos almas enamoradas.
Mi capacidad de redacción apesta cada vez mas.
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