A la vieja historia de saber por qué, se suma innecesario el juego de cree que lo bueno y malo nunca es a la vez, y que lo que parece casi siempre es. Pero sin embargo nos cuesta entender que estamos enfrentados sin saber por que. Y polarizamos todo para ver con los ojos vendados por la estupidez. Preenjuiciar evita que entendamos lo que en realidad nos pone enfrentados
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