Me la quede mirando un momento. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido. Y entonces, las fuerzas de atracción actuaron, nos abrazamos y nuestros labios se juntaron ardorosamente. Y tire de ella, pensando que estaba sacudiéndome la soledad y los problemas de toda la vida, como esperando que, de algún modo, el peso de aquella mujer hermosa apretujada contra mi cuerpo, estabilizara el huracán de emociones que sacudían mi interior...
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