Así fue como me entere que María era huérfana, y que se había escapado del hogar en donde vivía cuando estallo la revolución, por que debido a los disturbios que se producían en las calles no dejaban entrar ni salir a ninguno de los internos ella por ya considerarse una persona mayor de edad, decidió unirse al movimiento, y probar suerte en otra cuidad y retomar sus estudios de medicina, una vez que se hallan apaciguado las aguas, y así poder rearmar su vida. Mi fascinación por ella aumentaba en cada palabra que ella articulaba en su boca. Luego yo conté un poco sobre mí, sobre lo que estudiaba, y demás. Cuando terminamos el café, salimos a caminar. Afuera todavía seguían las manifestaciones, pero dentro de todo, el ambiente estaba tranquilo a otros días en donde todo eran puras corridas y no se podía ver debido a los gases lacrimógenos que arrojaba la policía francesa.
No sabía que me pasaba en ese momento. Pero mientras caminábamos hablando de temas triviales, sentí unas ganas irrefrenables por besar a María. Entonces, en un momento dejamos de caminar y ella se sentó en el borde del porche de una casa. Yo me acerque a ella, y sin pensarlo un instante, tome su cara y la bese. Los días que se venían sucediendo no eran muy agradables de por si. Pero ahora todo era distinto. Al estar besando a María, todas mis preocupaciones desaparecieron al instante y por un instante me sentí muy feliz. Debo admitir que toda la situación de la universidad, las corridas y demás, ya comenzaban a asustarme y estaba esperando con ansias que todo se resuelva. Pero como dije antes, ahora que me encontraba besando a María, el panorama era distinto. Su boca sabía a miel, y podía sentir su perfume florido sobre la piel de su cuello. Ella por alguna extraña razón me siguió el beso. Y ahí nos quedamos, besándonos en el porche de una casa en Monmartre.
:)
2 comentarios:
Que lindo lean. Me sigue gustando mucho mucho mucho! :)
muy lindo realmente, quiero saber como sigue jaja :)
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